CAMINA Y REVIENTA CINCO: GIJÓN

26 de agosto, viernes

Parece que anoche cumplimos y no dimos mucho el tostón porque la tropa no se ha quejado esta mañana.

Un buen desayuno en la cafetería del camping y a rodar. Hemos de recorrer cinco kilómetros hasta Gijón por entre las urbanizaciones que nos perdimos anoche, esperemos que hoy salga mejor la cosa.

Los orígenes de Gijón/Xixón se remontan al Neolítico (montes Areo y Deva) siendo invadida por romanos, musulmanes y franceses a lo largo de la historia, iniciándose un gran desarrollo industrial en el s.XIX que se mantuvo en auge todo el s.XX. La crisis siderúrgica y naval la han reconvertido en un importante centro turístico, universitario y de ocio que la hacen ser conocida como la capital de la Costa Verde.

Hemos atravesado toda la zona de Cabueñes, pasado junto al campo de fútbol de El Molinón, la Playa de San Lorenzo, ayuntamiento, puerto, recorrido la infinita Avenida de Galicia (donde compramos lotería de Navidad), son las 12,00 h. del mediodía y aún estamos en Gijón. Hemos caminado doce kilómetros y todavía no ha comenzado la etapa por lo que llegaremos a las tantas a Avilés y, seguramente, encontraremos cerrado el Centro Cultural Niemeyer que queríamos visitar. Veremos. De momento vamos a almorzar que el desayuno ya lo tenemos en los talones.

Tras un suculento refrigerio retomamos la marcha con ganas en dirección al Monte Areo, rodeados de un paisaje contradictorio donde se mezcla la naturaleza y la industria. En lo alto el viento es huracanado dificultándonos la marcha.

Bajamos el Areo por el camino Los Ramos, denominado así por la gran cantidad de árboles y arbustos que hay, y en Carreño nos encontramos con la Fonte les Xanes que recibe su nombre de unos personajes de la mitología asturiana, espíritus de la naturaleza con forma de mujer, una especie de ninfas que viven en las fuentes y en las riberas de los cursos de agua.

Caminamos 4 km. por el Valle de Santa Eulalia donde se encuentra una iglesia homónima donada por Alfonso III “El Magno” en el año 905, y muy cerca el Lavadero de La Ponte Piedra, característico por constar de dos recipientes, uno para lavar y otro para aclarar.

Seguimos por los lugares de Tamón y Trasona, donde nos tomamos sendos descansos con sus correspondientes cervezas, hasta arribar al atardecer a Avilés, entrando a la ciudad por una avenida junto a una industria contaminante.

Los orígenes e historia de Avilés corren paralelos a los de Gijón, ya comentados, con las lógicas particularidades. Siendo lugar de gran tradición marinera, muchos marinos avilesinos intervienen en hechos notables. Se comenta que Rui Pérez (ó Rui González) capitaneaba uno de los navíos de la escuadra del cántabro Ramón Bonifaz que cortó el puente de tablas de Triana permitiendo a los cristianos conquistar Sevilla, lo que se recuerda en el escudo de la villa (como en los de Santander y Cantabria). El complejo industrial de Avilés llegó a ser tan importante durante la segunda mitad del s.XX, que en 1981 fue declarada Zona de Atmósfera Contaminada y sólo era superada en niveles contaminantes por la ciudad polaca de Katowice. Actualmente Avilés se encuentra inmersa en un proyecto de regeneración de la ría con el que se está obteniendo un cambio medioambiental muy notable.

Nos hemos pasado el día andando, llegamos tarde y muy cansados a una ciudad preciosa que no vamos a poder casi visitar porque el albergue lo cierran a las 22,00 h. Hay que programar mejor las etapas acortándolas para disfrutar más del Camino y su entorno. Pero aún nos queda un rato y se oye música y bullicio, así que vamos a cenar y a ver qué nos encontramos.

Es viernes por la noche y las calles Rivero y Galiana, atestadas de bares, están hasta arriba de gente. En la plaza del ayuntamiento hay un escenario donde toca un conjunto musical y en las calles contiguas se ha instalado un mercado medieval. Pinta bien, pero sólo tenemos tiempo para tomar un buen entrecot y salir corriendo. Otra vez será.