CAMINA Y REVIENTA CINCO: SAN ESTEBAN DE LECES

24 de agosto, miércoles

Hoy no hay desayuno porque ayer no fuimos previsores, así que al camino y a tirar de reservas (la fabada de anoche da para mucho).

Andamos un par de kilómetros por un camino empedrado hasta Vega, una aldea cercana al mar que tiene docenas de viejos hórreos, cruzando el riachuelo por un puente de madera hasta llegar a la playa, luego subimos por un sendero la ladera de un monte que linda con el mar y que está embrozado de zarzamoras, cuyos frutos nos reponen de la falta de desayuno.

En Berbes se toca fagina y hay que almorzar: degustación de bocatas calientes y variados acompañados de buen vino tinto y aceitunas gordas. Esto ya está mejor. Ahora tomamos un sendero cuesta abajo totalmente cubierto de vegetación, luego se asciende por una pista bordeada de eucaliptos y continuamos bajando y subiendo por la ladera de la montaña, próximos al mar, pasando junto a varias playas hasta desembocar en una pradera elevada sobre el agua. Caminamos por la hierba y, bordeando la Playa de La Isla, arribamos al corazón del pueblo donde nos reunimos con Miguel a tomar unas cervezas y reorganizar la etapa.

Hacemos una larga parada y luego continuamos por carretera hasta Colunga, un agradable y bullicioso pueblo lleno de terrazas de bares que están a rebosar, seguramente porque es la hora del aperitivo. Por caminos asfaltados y carreteras locales llegamos a Pernús y más tarde a La Llera, aquí hacemos un descanso con refrigerio que compartimos con unas simpáticas chicas de Bilbao que conocimos anoche en el albergue. Seguimos hasta Priesca donde encontramos la iglesia de San Salvador (s.X), la más tardía de las iglesias prerrománicas que fue quemada en la Guerra Civil y reconstruida posteriormente.

Una bajada intensa por un sendero embarrado nos lleva hasta Sebrayo. No vamos a dormir en el albergue porque hemos quedado con nuestro compañero Casimiro en Villaviciosa para cenar y dormir allí, pero localizamos a Sonia, la simpática hospitalera, que en su casa nos vende unas cervezas para aliviar los muchos kilómetros que también hoy hemos caminado.

Villaviciosa (villa fértil) en la Edad Media se denominaba Maliayo, de donde les viene a sus habitantes el gentilicio de “maliayés”. La fertilidad de sus tierras, su clima y su situación geográfica ha atraído numerosos asentamientos desde tiempos inmemoriales. Multitud de acontecimientos marcan la historia de esta villa: la dominación romana, nombramiento de villa por Alfonso X el Sabio, incendio, destrucción y reconstrucción, visita y estancia de Carlos I,Guerra de la Independencia contra Francia, burguesía liberal y sindicalismo revolucionario, Primo de Rivera, Guerra Civil, …. Su ría fue navegable pero hoy la actividad comercial se centra en el puerto de Tazones y la industria principal es la alimentaria referida a la sidra y la leche, también el turismo.

Casimiro nos organiza el hospedaje en el hotelito de un familiar suyo y luego nos invita a cenar en un conocido restaurante de comida popular, después paseo por el pueblo, gin-tonic y a desparramar los huesos en una fantástica cama, que ya toca.

Muchas gracias Casimiro, has sido un gran anfitrión, pero la cena teníamos que pagarla nosotros, aunque cualquiera te tose en tu pueblo……